Cineforum Leioa

España es el país del mundo donde más se adopta. La mayoría son adopciones internacionales (China, Rusia, Colombia). En la mayoría de los casos el niño y la familia conectan, pero hay un porcentaje de adopciones fallidas. El 1% según fuentes oficiales, el 10% según fuentes extraoficiales. Estos niños son devueltos a la tutela del estado. Se sospecha que las adopciones fallidas sea la punta del iceberg que esconde muchos otros casos ocultos, donde legalmente todo parece funcionar, pero los niños han sido rechazados por sus familias adoptivas y enviados a internados lejos de casa; o viven en la misma casa pero no han conseguido forjar un auténtico vínculo emocional. En este caso los problemas estallarán en la adolescencia y la relación se romperá al llegar a la edad adulta. Entre los motivos: graves problemas de convivencia, ya que los menores se sienten asustados y manifiestan problemas de comportamiento. Algunos llegan tan heridos que no responden al cariño y las expectativas de los padres se ven frustradas; falta de entendimiento grave e insuperable por el idioma o que la madre biológica lo reclame (esto solo en el caso de que el niño adoptado sea español). Con la devolución, estos niños “sin padres” suman un segundo fracaso familiar a la tragedia del primero. Y en este contexto se le ocurre a David Planell escribir el guión de la película de hoy: La vergüenza. David Planell es un exitoso director de cortos y guionista de famosas series de televisión. En su película va a utilizar la adopción para plantear otra cuestión de fondo: la inmadurez. Va a mostrar una generación infantilizada en sus relaciones personales y de pareja, con problemas para asumir responsabilidades, que buscan en la adopción un remedio a su situación (no un modo de ayudar y proteger a alguien indefenso) y que necesita aprender a no reproducir errores del pasado y a afrontar los problemas. Para ello pondrá en escena tres personajes en un piso, durante un día sin agua. Durante ese día sin agua los protagonistas tendrán que meditar el futuro que desean y el que pueden ofrecer al prójimo. La película tiene una estructura de tiempo casi real (sucede en unas pocas horas de una mañana)  y se desarrolla en un microcosmos (el piso) creando un ambiente un poco claustrofóbico. Esta hecha desde un estilo minimalista, donde predomina la palabra y rostros,  los planos cortos, de manera que podría perfectamente ser la adaptación al cine de una obra de teatro. Caben destacar el guión, afilado y ácido y las interpretaciones de Alberto San Juan y Natalia Mateo que crean escenas cargadas de intensidad que consiguen involucrar al espectador. Esta película fue premiada con dos Biznagas (plata y oro) en el Festival de Cine de Málaga.